Hoy en día, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una prolongación de las capacidades humanas. Coches autónomos, reconocimiento de voz o recomendaciones en plataformas de streaming son algunas de las aplicaciones que tiene en nuestra vida cotidiana. Hace unos años, la IA era una teoría reservada para los académicos y los laboratorios de pruebas, pero en la actualidad se ha convertido en una herramienta muy extendida en el comercio. Una de sus mayores adaptaciones ha sido en el sector de la robótica, donde han surgido nuevos conceptos como la cobótica.
La Inteligencia Artificial es la unión de diversas tecnológicas que, combinadas, hacen que las maquinas puedan comprender, percibir, aprender y actuar al igual que una persona. Tal vez por ese motivo, existan definiciones muy distintas debido a que, esta tecnología disruptiva abarca un amplio conjunto de disciplinas como Big Data, la Automatización o la Robótica. Esta última tiene mucha importancia en este artículo, pues sus avances son los más empleados en muchas empresas para complementar su trabajo.
Según un estudio realizado por Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), los equipos más productivos estaban formados por personas y cobots trabajando juntos. No solo trabajaban de una manera más eficiente, sino que el proceso de colaboración redujo en un 85% el tiempo de inactividad de los empleados. Aunque aún son muchos los que se preguntan qué es un cobot, pero con este pequeño contexto se puede comprender un poco más de qué trata.
¿Qué es la cobótica?
Cuando hablamos de cobótica nos referimos a la robótica colaborativa. Este término nace de la fusión de dos palabras: “cooperación” y “robótica”, que hace referencia a la colaboración entre una persona y un robot. El objetivo de estas nuevas herramientas es automatizar una serie de tareas y trabajar tan cerca de los humanos como sea posible. Esta disciplina tecnológica, estudia los sistemas humano-robot y se trata de un aspecto crítico de la transformación digital que tiene lugar en muchas plantas de fabricación de todo el mundo.
Lo que se pretende con ello es complementar a la robótica tradicional para encontrar las mejores interacciones entre los individuos y la IA con el único fin de buscar un interés común. Y es que, aunque la Inteligencia Artificial nos acompañe diariamente, esta no puede sustituir a los humanos.
Sus principales características son la colaboración, ya que fueron creados para ayudar al ser humano y, por lo tanto, la interacción con los trabajadores es un factor fundamental. Y, por otro lado, la automatización, pues son capaces de llevar a cabo tareas automáticas para impulsar la productividad.
Desde que la cobótica apareció, los cobots se han usado para realizar trabajos en entornos industriales y, durante mucho tiempo, han logrado impulsar la productividad a unos niveles inimaginables hasta la fecha. Gracias a la tecnología y a sus avances, estos robots colaborativos son capaces de ocuparse de tareas inaccesibles para los robots industriales.
¿En qué se diferencia de la robótica?
A primera vista, puede parecer que la robótica y la cobótica son iguales. Sin embargo, en esta última el objeto de estudio no es el robot en sí mismo, sino que también se examinan aspectos como su representación humana, la ergonomía de la estación del trabajo o la aceptación del operador. Existen varias diferencias entre un robot industrial y uno colaborativo:
- La primera de ellas es bastante clara, su tamaño. Un robot industrial tiene una dimensión considerable que influye en la organización de una cadena de producción de una empresa. En cambio, el cobot es mucho más pequeño, convirtiéndose en un dispositivo más adaptable.
- Los robots industriales siempre están fijos en su zona de trabajo y necesitan un mayor espacio para desarrollar sus tareas. Por el contrario, los cobots no demandan un espacio de trabajo amplio para que desempeñe su labor de la manera más eficaz. Además, son móviles con lo cual se pueden trasportar de una zona a otra con mayor facilidad.
- Su nivel de dificultad en la programación también es muy distinto. Mientras los industriales requieren de un experto especializado y tan solo puede desempeñar un proceso, los colaborativos están diseñados para ser utilizados muy fácilmente. No se necesita ningún conocimiento o formación previa, por lo que puede manipularlo cualquier persona y se puede reprogramar para que cumplan diversas tareas a la vez.
- Los robots industriales son perfectos para hacer grandes producciones, por su efectividad en la actividad. Por su parte, los colaborativos son más versátiles y son óptimos para pequeñas producciones debido a que priman por la personalización del producto y colaboran con los humanos en la distribución de tareas
- En lo que tampoco se semejan es en el precio. Aunque pueda parecer lo contrario, los cobots son más económicos que los industriales. Por eso, no es de extrañar que muchas PYMES opten por incluir estos dispositivos como un miembro más de la plantilla
- Sin duda, esta última característica los diferencia de una manera abismal, y es la colaboración. Los industriales no colaboran con los trabajadores ya que están diseñados para realizar una única tarea y tampoco disponen de sensores inteligentes como los colaborativos. Como su propio nombre indica, los cobots cooperan con los humanos y sus propios sensores actúan como un sistema de seguridad. Al detectar cualquier tipo de movimiento se paran y no ponen en riesgo al operario; algo que no ocurre con los tradicionales.
En Vacolba nos unimos a las palabras de Dottie Shaw, de Manufacturing Industry Architect de Microsoft, quien aseguró que los cobots aumentan la satisfacción laboral de los empleados y promueven habilidades técnicas que permiten centrarse en procesos mucho más complejos.
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