En los últimos años, Google obliga a las páginas web a ofrecer un consentimiento previo si desean rastrear datos personales a través de las famosas cookies. Ahora el juego ha cambiado y a partir del próximo año, las webs se las tendrán que apañar para recolectar esos datos de las visitas entrantes a sus páginas de Internet. Esto supone un varapalo importante para los adictos a Google porque el 70% de los usuarios digitales utilizan Google Chrome como su navegador principal.
Sin embargo, es cierto que en los últimos años ha habido algunos cambios en el mundo de las cookies y la privacidad online. En 2018, la Unión Europea introdujo el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que establece reglas más estrictas sobre el uso de cookies y otros datos personales en la red. Durante el año de pandemia, Google anunció que dejaría de admitir cookies de terceros en su navegador Chrome a partir de 2022, pero finalmente se retrasa hasta 2024. Prohibir las cookies de terceros podría generar un impacto significativo en la publicidad digital.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que las cookies son solo una forma de rastrear la actividad de los usuarios en la red y que existen otras tecnologías que pueden utilizarse para este fin. A pesar de que las cookies puedan cambiar o evolucionar en el futuro es poco probable que desaparezcan por completo. Sin embargo, Google ha estado trabajando en alternativas a las cookies de terceros, que son aquellas que se utilizan para rastrear el comportamiento online de los usuarios con fines publicitarios.
🍪 ¿Cómo se registrarán entonces los datos de los usuarios? ¿Qué alternativas existen para contrarrestar el fin de estas cookies?
Como comentábamos, una de las alternativas a las cookies de terceros es la tecnología FLoC (Federated Learning of Cohorts), que permite agrupar a los usuarios en grupos según sus intereses y comportamientos online sin utilizar cookies de terceros. Por esta razón, el papel del científico de datos cobra más importancia que nunca porque gracias a su trabajo, las empresas podrán crear modelos de comportamiento predictivos (enfocado a clientes y ventas) que focalicen la atención hacia el cliente potencial.
No obstante, es importante tener en cuenta que existen otros tipos de cookies, como las cookies de origen, que se utilizan para recordar las preferencias de los usuarios en un sitio web en particular y que seguirán siendo útiles para ciertas funciones. Por lo tanto, es poco probable que Google elimine todas las cookies por completo, eso sí, a corto plazo.
Una vez que desaparezcan las cookies, ¿cómo seguirán las empresas el rastro que ha dejado un usuario? Uno de los problemas a los que se enfrentan las marcas con presencia digital es la carencia de la personalización de los contenidos regidos por la publicidad online porque sería menos efectiva al contar con menos datos del usuario.
Por tanto, las marcas se enfrentan entonces a una honda transformación de la publicidad digital donde la creatividad y la generación de contenido de valor del usuario será determinante y prioritario cuando las cookies de terceros o trackers desaparezcan.
📢 Reajustes en el modelo de publicidad para el entorno digital
El 76 % de las páginas web contiene cookies de seguimiento de terceros de Google. En este aspecto, el gigante tecnológico intenta evitar que terceros capten información entre los usuarios y el propio Google para después sacar provecho con compañías ajenas a Google y al internauta.
Con todo esto, Google no se plantea desarrollar otro tipo de trackers. Si finalmente Google decide no invertir en ese tipo de seguimiento, ¿qué reajustes en el modelo publicitario se avecina en el entorno digital?
Electronic Frontier Foundation es una organización fundada en 1990 que vela por los derechos en el mundo digital. Para esta organización, que Google elimine los trackers e implemente el sistema Federated Learning of Cohorts (FLoC), que emplea Machine Learning para catalogar a grupos de usuarios en vez de recolectar su información de manera individual, es un anuncio engañoso porque en la práctica Google, aunque no intervengan terceros, se quedaría con la información relativa al comportamiento del usuario en la red. Es decir, mismo perro con distinto collar.
Aún así, se están estudiando otras alternativas de cara a preservar la privacidad de los usuarios en la red, como TCPF, que es un sistema que recoge el consentimiento del usuario aportándole un anonimato mediante un identificador que evita los datos personales.
Por tanto, entre la implementación de la Inteligencia Artificial y la transformación publicitaria en el ámbito digital se deja el camino libre a la creatividad de las personas, que probablemente será la tendencia que se deba seguir en Internet, apostar todo a ella sin depender de las cookies de terceros. No obstante, la eliminación de ese seguimiento en una página web preocupa a Google porque no quiere hacer peligrar el modelo comercial hasta ahora impuesto si se eliminan los trackers de manera precipitada y sin dar un tiempo de adaptación a los creadores.
¿Crees que esta medida de Google de eliminar las cookies de terceros mejorará la privacidad del usuario? ¿Seguirá todo igual, o realmente es un paso importante para la publicidad comercial?