Os acordaréis de la fiebre desatada con la red social Mastodon. Cuando Elon Musk puso hace unos meses a Twitter en el punto de mira por sus extravagantes acciones con su nuevo juguete, numerosos fieles de la red social del pajarito decidieron dar la espalda a su nuevo dueño y se pasaron a Mastodón. Pero, después del ruido generado, ¿qué ha sido de esa alternativa que prometía quitarle el trono a Twitter?
Mastodón ha pasado desapercibida para la mayoría de los internautas hasta que la polémica que Musk suscitó como actual CEO de Twitter hizo emigrar a sus usuarios hasta Mastodón. Con sede en Alemania, la red social del mamut fue creada por Eugene Rochko en 2016. Fue diseñada para ser una alternativa más abierta y democrática a las redes sociales centralizadas y propietarias.
Rochko, su CEO, presume de que su red social es un espacio descentralizado de código abierto, lo que significa que cualquiera puede descargar y modificar el código fuente para crear su propia versión personalizada de la plataforma. Esto ha llevado a la creación de varias instancias temáticas dedicadas a la música, la política, la tecnología o la comunicación.
Mastodón acumuló en poco más de dos semanas casi medio millón de altas. Una de las características de esta red social abierta es que no se controla el contenido ni ninguna otra acción dentro de esa red. Es decir, no existen presiones internas ni externas que condicionen el contenido que se comparte en ella.
¿Merece la pena que tu empresa entre en Mastodon?
Antes de que una empresa cree una cuenta corporativa en Mastodon, es necesario que estudie cómo funciona esta red social y las implicaciones que esto podría tener para su futuro, tanto positivas como negativas.
Mastodon consta de miles de servidores, cada uno con sus propias normas que deben ser respetadas para mantener una cuenta particular o de marca. Sin embargo, las empresas también pueden crear sus propios servidores con sus propias normas, aunque esto es más complicado, gracias a la descentralización. Esto les permitiría formar un nicho específico para los seguidores de su marca.
Con todo, las marcas que creen cuentas en servidores ajenos corren el riesgo de ser eliminadas si no cumplen con las normas, lo que podría comprometer sus acciones estratégicas en el entorno digital de esta red social.
Otra cuestión importante es que en Mastodon no existen anuncios ni algoritmos que regulen la actividad de los usuarios, lo que hace que el contenido sea 100% orgánico y el rastro de los cibernautas sea real en su totalidad y, en consecuencia, más difícil de trackear. Esto puede ser un problema para las marcas que buscan monetizar su presencia en la plataforma y lanzar campañas publicitarias en un futuro dado que ahora mismo no es posible. Por lo tanto, las empresas que deseen ingresar en Mastodon deben considerar cuidadosamente estos factores antes de tomar una decisión. Y, por cierto, ¿sería compatible mantener dos perfiles simultáneos en sendas redes, Twitter y Mastodon?
Las empresas pueden aprovechar el momento actual en el que Mastodon mantiene la atención ya que se ha reducido la tensión entre Twitter y sus usuarios para explorar esta plataforma alternativa que aún no está saturada y que, además, no vende los datos de los usuarios a terceros. No obstante, es crucial tener en cuenta que la excesiva descentralización de servidores puede dificultar que las marcas se posicionen en una red social donde no existe un público leal a servidores específicos, por el momento.
Por tanto, ¿consideras que Mastodon es una red social estable y adecuada para las marcas en el entorno digital? Parece que, para las marcas, lo peliagudo no es entrar, sino mantenerse.