Las redes sociales (RR.SS.) son una parte integral de la vida cotidiana de muchas personas. Desde compartir momentos especiales hasta mantenerse al día con amigos y familiares, estas plataformas se han convertido en una manera importante de interactuar con los demás. Sin embargo, preocupaciones sobre el impacto de estas plataformas en las relaciones sociales y el uso dañino de los filtros de TikTok e Instagram han ido a más.
Para empezar, es importante reconocer que las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para mantener conexiones significativas con otras personas porque permite que estas se comuniquen con más facilidad e inmediatez cuando se mudan lejos de sus amigos y familiares, por ejemplo. Asimismo, las redes sociales también permiten que las personas con intereses similares se encuentren y formen comunidades que, de otra manera, no serían posibles.
Sin embargo, a pesar de las ventajas que las redes sociales nos ofrecen, hay que poner el punto de mira sobre el impacto negativo que pueden tener. Las personas pueden usarlas como una forma de evitar la interacción cara a cara y, en consecuencia, perder la capacidad de comunicarse frente a otras personas. Además, la sobreexposición a los feeds de redes sociales puede llevar a comparaciones poco saludables.
Recientemente los filtros de TikTok (Bold Glamour) e Instagram han sido criticados por la representación ficticia de rostros estupendos y acomodados a los supuestos cánones de belleza que nada tienen que ver con la realidad de las facciones de las personas reales. Tal es el grado de preocupación que varios expertos están alertando a la sociedad sobre los problemas psicológicos que pueden causar estos filtros, sobre todo los de belleza que se centran en el rostro. Aunque estos filtros pueden ser divertidos y aparentemente inocuos, se ha demostrado que su uso excesivo puede perjudicar la autoestima y la imagen corporal porque distorsionan la percepción de uno mismo y exigen la búsqueda constante de la perfección física.
Los adolescentes, el grupo de mayor riesgo frente a los filtros
Por otra parte, no son solo los adultos los que se exponen a estos filtros, sino también los adolescentes y niños. El uso de estos filtros por parte de este grupo puede provocarles una imagen falsa de cómo se ven realmente las personas y crear presiones indebidas para que los jóvenes sigan estándares irreales de belleza.
Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que las redes sociales no nos hagan daño a nuestra imagen corporal? Bien, para ello es importante establecer límites saludables en el uso de las redes sociales. Esto podría incluir tomarse descansos regulares de esas plataformas, limitar el tiempo de pantalla y asegurar un equilibrio entre el tiempo que se pasa interactuando dentro de estas redes que cara a cara con otras personas. Es decir, facilitarnos una desconexión que nos permita asimilar la realidad sin presiones de TikTok, Instagram, o de cualquier otra red social que nos ponga por delante filtros de belleza prácticamente irreales de alcanzar.
Por tanto, las redes sociales pueden tener un impacto significativo en nuestras relaciones sociales y en nuestra imagen corporal. Si bien es importante reconocer los beneficios de estas plataformas, también lo es abordar los efectos negativos que crean tras un uso excesivo de estos filtros de belleza que maquillan la realidad. Al establecer límites saludables y trabajar una cultura de uso consciente, podemos aprovechar al máximo las redes sociales mientras minimizamos su impacto negativo que, a la larga, podría ser irreversible.
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